Los cuentos de Rodrigo Díez Gargari se mueven en diferentes épocas y lugares: en los campos del fútbol de la Italia del siglo pasado, en los palacios y tabernas de la Península Ibérica apenas independiente, en un tiempo y espacio que son todos los espacios y tiempos, y ninguno; en los pasillos conventuales de la Nueva España, en la Florencia renacentista, en las arduas jornadas guerreras del Imperio Romano, en los salones cursis de la Gran Bretaña, en los encordados de Estados Unidos y en los laboratorios nazis de la Segunda Guerra, y se mueven con diferentes registros literarios en los que la unidad temática surge del enfrentamiento, la oposición, la lucha entre el bien y el mal en un mundo en el que no se sabe qué es el mal, ni qué es el bien, en una duda constante que, de lo particular a lo general, busca, rastrea, hace señales y propicia golpes certeros en un intento por descubrir el ombligo de la condición humana.