En esta obra el yo del personaje se disloca —al igual que en el mito de Narciso— en medio de un juego de reflejos en el cual se cruzan simbologías, identidades y voces narrativas.
Narciso Espejo es un personaje angustiado siempre en zozobra, que es refutado por un tal Pedro Pérez: al escribir los recuerdos sobre Narciso, al inventarlos, al hacerlos pasar por auténticos, Juan Ruíz crea una novela, es decir, otra ficción, un libro en el que todo parece verdad, pero puede ser mentira, invento, falacia.
El autor de las memorias de Narciso duda sobre lo que escribe, titubea sobre la validez de todo conocimiento y elabora preguntas continuas que ponen en tela de juicio el conjunto. El falso cuaderno de Narciso Espejo es un bildungsroman como es El retrato de un artista adolescente de James Joyce.