“Este libo no es un documento histórico“, dice Piotr Rawicz acerca de su única novela. “Los eventos podrían surgir en cualquier lugar y en cualquier momento en el alma de cualquier hombre, planeta, mineral…“, insiste el autor quien, no obstante, comparte con el protagonista la experiencia de la persecución nazi durante la Segunda Guerra mundial.
El relato se construye a partir de un manuscrito autobiográfico que un narrador comenta con un interlocutor (indefinido en un café del París de la posguerra. La acción por sí sola podría constituir el eje de una violenta y bien nutrida trama policiaca: escenas insondables, diálogos inteligentes, personajes originales que retoman rasgos de leyendas y cuentas de la tradición judía.
Sin embargo, en la notas de Boris –el autor del manuscrito— la anécdota se ve interrumpida por reflexiones metafísicas, alusiones a la Cábala, versos, sentencias e imágenes que permiten asomarse a la lucidez de una mente que se atrevió a visitar los lugares más descarnados de la vida. Y del pensamiento.