Carcajada, sonrisa y gesto pensativo a un tiempo son las Epístolas de Horacio. Son la cima vital de Horacio. Aunque las etapas previas a la conquista de esa cima son más frecuentadas que ella, es un volumen admirable.
Porque este libro del lírico de las Odas y del humorista de las Sátiras es un cofre de joyas: sus abundantes aforismos éticos son gemas genuinas cuando incide sobre ellas el solar lirismo de Horacio. Y a menudo chisporrotean de buen humor.
Nótese, además, que la primera cita horaciana publicada en México (1554) la tomó Cervantes de Salazar de la Epístola 1, 15, 13, para elogiar la habilidad de nuestro charro. Asimismo, el primer libro editado en Europa por un mexicano (Diego Valadés, Perusa, 1579), cita a menudo la Epístola 1, 1, 41.
Tarsicio Herrera es el único traductor de esta obra de la madurez de Horacio en nuestra patria. En su introducción analiza las corrientes del pensar horaciano, deslindando sobre todo su estoicismo y su epicureísmo. Tras una revisión estilística, el investigador analiza las influencias de esta obra sobre la literatura castellana.
El doctor Herrera ha publicado en esta colección las Elegías de Tibulo y las Heroidas de Ovidio. De Horacio ha editado ya el Arte poética y tiene en prensa las Odas y épodos, en primera versión completa entre nosotros. Ha iniciado la versión en hexámetros de las Sátiras del mismo, y espera culminar su labor horaciana con un volumen de investigaciones en torno a los cincuenta años de Horacio en México (1937), que Tarsicio Herrera piensa titular Horacio, víctima de su fama.