Vivirán estos huesos es en más de un sentido una meditación sobre algunas voces en la historia de la cultura impresa estadounidense.
Lo es con total independencia de su larga vida en la sombra y pese al reconocimiento de quienes lo leyeron en su primera versión, de 1941, como Ford Madox Ford, quien lo calificó como la obra de un genio y un libro de crítica excepcional.
En él es posible apreciar simultáneamente la formulación teórica y la puesta en práctica de una estética grotesca a tono con el tiempo de la máquina. El lugar del escritor en la vida pública y la expresión literaria en Estados Unidos también tienen un lugar en las reflexiones que ensayó aquí Dahlberg.
Algunos comentaristas de Vivirán estos huesos le han encontrado semejanzas con In the American Grain (En la raíz de América), de William Carlos Williams, y han reconocido la agudeza de las intuiciones de Dahlberg, así como la personalísima visión de la vida y de la literatura norteamericanas que se despliegan a lo largo del libro. El valor estético de su prosa, alejada del hastío de la escritura inerte y ostentosa de ideólogos y académicos, se refleja fielmente en la traducción de Antonio Saborit con la colaboración de Diana Luz Sánchez.