El bailarín de corte, discurso intimista que conserva la esencia de la alta poesía
"Si los guijarros y las perlas cuestan lo mismo, ¿cuál es tu preocupación? ¿Por qué tendrías que inquietarte? Si el polvo es diamante, y el diamante polvo, ¿debes en verdad preocuparte por eso? / El cuerpo es tu templo, lo divino permanece despierto. El viento de la tempestad todo lo convierte en átomos. ¿Por qué tendrías que preocuparte? / Aquí está la puerta, ¿no es así? Ábrela de una vez; aunque sólo la entreabras, será suficiente. Al instante la luz del sol es oro puro, el camino se pierde en el cielo / ¿Por qué la preocupación entonces?"
Estas impresiones dan inicio a una de las poesías en prosa que conforman el libro de Lokenath Bhattacharya intitulado El bailarín de corte, publicado este año como parte de la colección Ficción de la Universidad Veracruzana, donde el poeta bengalí más traducido al francés después de Rabindranath Tagore comparte con el lector, a partir de una estética muy particular, un discurso intimista y profundo en el que desentraña las principales claves de su escritura, impregnada de los mitos de la civilización hindú.
Temores, prodigios, heridas, sueños; sensualidad, amargura, violencia, esperanza; luz brillante, agua ondulante, vientos cálidos, cimas nevadas, océanos sin fin; lluvia de flores, una montaña de hojas secas, un bosque de trapos multicolores parecidos a comediantes; risa de trueno, flujos de sangre en la puerta del corazón, marea alta en la raíz del sexo; sonidos que brotan salpicando, rostros que flotan en el viento, brazaletes tintineantes, pulseras en los tobillos. Tales son las imágenes que pueblan los textos poéticos de este autor que exterioriza su alucinante universo íntimo por medio de coordenadas fronterizas con el misterio.
De manera constante, Bhattacharya se interroga y, de paso, hace que el lector se cuestione: ¡Oh paraíso!, ¿cada vez más parecido al fin del bosque?... ¿Qué son los cielos allá arriba, sino una parte de mi aliento?... ¿Cuál es el juego pernicioso que aquí se juega?... ¿Quién ha venido o partido, quién cobró o no cobró forma?... ¿Todo es una mentira? ¿Cuál es este mundo donde vivo?... ¿Y qué soy yo mismo?... ¿Hasta dónde podré correr en el camino sembrado de espinas?...
La obra de Lokenath Bhattacharya, que ostenta la esencia de la alta poesía, suele emerger en un lugar común: la habitación, ese espacio donde caben todas las emociones y donde todo es posible. Desde allí, el autor escucha y contempla con sentidos atentos cuanto ocurre a su alrededor y ofrece testimonio de ello instalado en la orilla de las palabras.
Nacido en 1927 en la pequeña ciudad bengalí de Bhatpara, a orillas del río Ganges, en el seno de una familia de brahmines que pronto se mudó a Calcuta, Lokenath Bhattacharya realizó estudios de arte en la universidad fundada por Tagore, hoy conocida como Vishva-Bharati, en la Bengala occidental, y posteriormente cursó un doctorado en la Universidad de París.
A pesar de la considerable calidad de su obra, en Calcuta fue siempre un autor marginal y su aparición se redujo a ciertas publicaciones periódicas especializadas, tal vez debido a la esquiva peculiaridad de su escritura tanto como al hecho de haber pasado la mayor parte de su vida fuera de Bengala.
Además de su notable obra poética, Bhattacharya, quien falleció en Egipto en 2001, fue el traductor al bengalí de Rimbaud, Descartes, Moliere y Henri Michaux, gracias al cual su trabajo literario comenzó a publicarse en Francia a partir de 1976.
Celia Álvarez