Los críticos del Daily Planet han dicho que Regina Swain es una escritora "peligrosamente iconoclasta". No es para menos. Sólo los convencionales obtienen el Premio Clark Kent. La inteligencia radical tiene otro nombre: Gilberto Owen. Swain convierte sus emociones en sopas instantáneas, prepara panes de lluvia y adivina tragedias con artes de gitanería. O lo que es lo mismo: otorga nueva vida a los arquetipos de fin de siglo. No escribe para miopes como Clark Kent ni exige la visión en rayos X de Superman. Las historias ocurren entre líneas pero no reclaman una lectura en clave: temas dignos de aventuras supermánicas (el conquistador Balboa, el amor en lata, el diablo en la pista de baile del Alhoa) tratados como sutiles epopeyas. El Daily Planet tiene razón. Una escritora iconoclasta. Una escritora peligrosa.