Y por qué no tenemos otro perro, de José Ramón Ruisánchez, concurren la pasión, la obsesión y el deslumbramiento de numerosas narraciones interiores que van construyendo un poderoso mundo de lenguaje que parece respirar con la misma abundancia, tenacidad con la que la mole marina recomienza a cada oleaje, a cada instante. Gracias a esos múltiples niveles narrativos, esta novela se desborda y vuelve a su cauce, se ensimisma y luego se vuelca por todos los rumbos de la infancia. En la incesante cadena de voces, de historias, de personajes que se desdoblan en sí mismos, el relato obsesivo se revela como una reflexión de la conciencia, como la comprensión de los sentimientos, de la historia personal, del paso del tiempo, del niño adulto que de pronto mira de frente a otro niño que ya es su hijo. Con esta novela, ya madura, José Ramón Ruisánchez se revela (y sobre todo se rebela) como un sólido escritor de nuestro tiempo.