El tiempo es el gran maestro de la vida. A veinte años de la muerte física de Efraín Huerta es pertinente hacer una relectura de su obra. Urge el cambio generacional en crítica sobre uno de los poetas más importantes del siglo veinte mexicano, para situarlo adecuadamente en la historia de nuestras letras. Urge una edición crítica de su poesía y urge la edición de sus obras completas. El legado poético de Huerta no sólo sigue vigente sino que, depurado por el paso de los años, cobra una vitalidad sorprendente y es leído y buscado por los jóvenes que sabiamente hacen un recuento del pasado literario, para forjar su propio camino en el mundo de las letras. Este volumen compila la lectura de nueve escritores jóvenes que nos lleva desde su perspectiva literaria personal, desde el cristal de su visón poética, a releer el Gran Cocodrilo a descifrar al poeta. Raúl Bravo inicia su búsqueda desde el origen; Kenia Cano entabla un preciso diálogo poético; Luis Vicente de Aguinaga analiza con la minuciosidad de un maestro orfebre medieval, en tanto que Eduardo Aguirre comparte un tesoro bibliográfico. Roxana Elvridge-Thomas nos introduce en el camino de la poesía amorosa, y Carlos Oliva traza un mapa semántico del poeta del alba. Diana Espinoza descifra a las “palomas forasteras” y Heriberto Yépez hace otro tanto con los poemínimos, y Norma Garza Saldívar recrea para nosotros la búsqueda de la ciudad sagrada. Efraín Huerta. El alba en llamas, es una invitación cálida, madura y gozosa, plena de humor y de amor, para conocer y redescubrir a uno de los escritores más controvertidos e interesantes de nuestras letras.
Raquel Huerta-Nava