Roch, la experiencia mística como afirmación universal de lo humano
La primera novela escrita por Luisa Josefina Hernández, intitulada El lugar donde crece la hierba (1959), fue una de las obras que inauguraron la proverbial Colección Ficción de la Universidad Veracruzana (UV), que reunió en sus inicios las óperas primas de jóvenes autores que alcanzarían fama internacional con el paso de los años, como Gabriel García Márquez, Álvaro Mutis, Jaime Sabines, Juan García Ponce, Sergio Pitol, Emilio Carballido, Luis Cernuda, Elena Poniatowska y Elena Garro, entre otros.
En la serie figuran otros títulos de la renombrada dramaturga y novelista nacida hace ocho décadas en la capital del país, como Los huéspedes reales (1958), La calle de la gran ocasión (1962), La cólera secreta (1964), La noche exquisita (1965) y Apocalipsis cum figuris (1982), siendo el más reciente la “novela hagiográfica” Roch, donde narra la vida de San Roque, el místico que vivió a mediados del siglo XIV en Montpellier, Francia, y es conocido como el protector de los enfermos por su labor en la curación de los infectados con la peste, por haber sobrevivido al fatídico mal y por los milagros que supuestamente obró durante un periplo cuyos prodigios lo consagraron para siempre en el imaginario popular europeo.
Luisa Josefina Hernández guardó durante 30 años el manuscrito del libro, que acaba de ser publicado por la Editorial de la UV, el cual, según palabras de la propia autora, muestra que más que en los milagros, el mérito de los santos “reside en su capacidad de ubicación en la vida y en el cosmos, de poder decir quién es, dónde está y para qué sirve”, según declaró durante la presentación de Roch en la reciente Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) celebrada en el Museo del Transporte de Xalapa.
Aunque narra la vida de un santo, es un libro que no tiene intención religiosa sino que, más bien, expone la intimidad de los personajes, según afirmó en la FILU 2008 la novelista, quien involucra en la obra a otros personajes místicos de la Francia del Medioevo, como las santas Brígida de Suecia y Catalina de Siena.
La novela, escrita con sobriedad y que data de una época en que la autora evidenció en su producción literaria una preocupación sobre los dilemas éticos de la fe, se halla conformada por una sucesión de relatos breves, cada uno de ellos contundente por sí mismo, en los que se mantiene la tensión narrativa gracias a un eficaz dislocamiento de la temporalidad; centrada en lo anecdótico, conduce sin embargo la mirada a la intimidad de los personajes, manteniendo sus disyuntivas y elecciones vitales una lectura plenamente contemporánea.
Celia Álvarez
Con materiales de la historia y la hagiografía, la autora trae ante nuestros ojos la infancia de Roque en el seno de una familia de artesanos del sur de Francia, en el siglo xiv, y el periplo cuyos prodigios lo consagraron para siempre en el imaginario popular europeo.