Emmanuel Carballo sitúa a Sergio Pitol, entre los cuentistas del siglo xx en México como uno de los más representativos y originales de las últimas generaciones. Tiempo cercado que data de 1959 muestra un autor culto y profesional a la par que maduro. En esas ficciones Pitol crea personajes memorables, cuenta historias verosímiles y atrayentes y practica un estilo en el que las "novedades" no suplantan a las propias aportaciones.
En el volumen presente Infierno de todos conserva las cualidades que le han ganado el aprecio de la crítica pero gana en profundidad. Iluminado por una concepción general del mundo, que le permite establecer relaciones entre los objetos y sentido a los acontecimientos, Pitol se vuelva hacia lo que le rodea para rescatarlo tanto del olvido como de la trivialidad de un relato que no tome en cuenta más que las anécdotas. Así aparece entonces la infancia, despojada de ese halo con que la nostalgia le envuelve y la vuelve imprecisa y remota. Por que se trata más que de recordar suspirando y absolviendo, de entender, de incidir en esos apretados núcleos de crueldad, de pasiones informuladas, de instintos elementales, alrededor de los que se edifica nuestra vida. Vida de familia que se desarrolla según las normas clásicas; los dos polos —el paternal y el maternal— atrayendo y rechazando alternativamente a los satélites que giran alrededor de su órbita. La madurez se da cuando se rompen las ataduras primeras y se abre la vía de acceso al mundo. ¿Qué nos une cuando se ha negado la sangre? El amor, desde luego. Pero también los actos, los propósitos compartidos, la irremediable ambigüedad de los resultados. Quizá ninguno mejor que Sergio Pitol, entre sus contemporáneos, ha comprendido y expresado que a la soledad la vence la fraternidad y a la desesperanza la fe, visceral, en la obra colectiva.
SERGIO PITOL, escritor mexicano nacido en 1933, ha publicado los volúmenes de relatos Tiempo cercado (1959), Infierno de todos (1965), Los climas (1966), No hay tal lugar (1967) y Del encuentro nupcial (1970), y ha traducido obras de Henry James, Witold Gombrowicz y Jerzy Andrzejewski. Es autor de estudios críticos sobre diversos novelistas ingleses del XIX y de una Antología del cuento polaco contemporáneo (1967). Ha residido sucesivamente en Roma, Varsovia, Pekín, Belgrado y Londres. En la actualidad reside en Barcelona.
Infierno de todos, colección de cuentos que en la presente edición ha sido enteramente revisada y corregida por su autor —el cual ha añadido además dos relatos posteriores que no figuraban en la edición original—, dará a conocer a un público más extenso, en esta su segunda aparición, el arte singular de uno de los más destacados jóvenes narradores latinoamericanos del momento. Escritor preciso, seguro y sutil, Pitol domina como pocos las zonas de misterio que puede suscitar el lenguaje narrativo; un control poco común de los elementos que juegan en el cañamazo de sus historias lo hace dueño de ese mundo inquietante, indefinido y ambiguo que caracteriza a los creadores de un género que ha dado a la narrativa sus más refinadas y secretas obras maestras.
Sergio Pitol ha construido pacientemente, a través de toda una vida de entrega a la literatura, un vasto e intrincado universo narrativo. Hoy, en plena madurez del oficio, tiene en su haber una sólida obra con traducciones a muchas lenguas, numerosos lectores en México y fuera de él, y ha cosechado algunos de los más altos reconocimientos por ella. En 2005 le fue otorgado el codiciado Premio Cervantes, el más importante en lengua española. Pero una narrativa de tal relevancia y complejidad tiene necesariamente su raíz en las primeras etapas del artista. Por eso hoy resulta tan interesante infierno de todos, que contiene varias de sus primeras narraciones. Éstas son, en palabras de Mario Muñoz, la piedra fundante del sólido edificio de palabras que es el mago de Viena, último tramo del ciclo dedicado a la recuperación de la memoria, y culminación hasta la fecha del universo literario del escritor Veracruzano. Infierno de todos contiene nueve de sus primeras narraciones, pero abre con un texto muy posterior, el sueño de lo real, donde Pitol cuenta cómo a este libro debe el poder desasirme de un mundo caducado que no me era propio, y las circunstancias y el lugar en que nacieron sus tres primeros cuentos. Los trabajos narrativos de la etapa inicial, afirma también Mario Muñoz, cumplen con la función catártica de conjurar una realidad crepuscular, opresiva y violenta, donde el clima de perversidad es dominante _ el microcosmos de san Rafael, escenario específico de estos cuentos, y los personajes que le dan patente literaria, son una alegoría del paraíso convertido en infierno después de la caída del antiguo régimen _ rastrear esos orígenes resulta estimulante porque de un extremo a otro del proceso creador hay huellas imborrables del tiempo transcurrido.