Xavier Villaurrutia

Foto: Fondo Xavier Villaurrutia | CNL-INBA

Nació en la Ciudad de México, el 27 de marzo de 1903; murió el 25 de diciembre de 1950. Poeta, ensayista, narrador y dramaturgo. Estudió Teatro en la Universidad de Yale, becado por la Fundación Rockefeller. Fue cofundador del grupo teatral Ulises; profesor de la unam; jefe de sección de teatro del Departamento de Bellas Artes; director, con Salvador Novo, de Ulises. Miembro del grupo de los Contemporáneos. Tradujo a Andre Gidé, William Blake, Anton Chéjov, Jules Romains y Lenormand. Guionista coautor de Vámonos con Pancho Villa, Cinco fueron escogidos, La mujer de todos. Autor de los guiones El espectro de la novia, La mujer sin cabeza, Distinto amanecer, La mujer legítima. Colaboró en Contemporáneos, El Hijo Pródigo, Examen y Letras de México. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera, 1948, por Canto a la primavera y otros poemas. En 2009 el inba adquirió parte de su archivo personal, el cual está disponible para consulta.



Nació y murió en la Ciudad de México. Estudió jurisprudencia. Junto con Salvador Novo y otros destacados poetas formó el grupo Contemporáneos (1926-1931), que renovó parte del lenguaje de la poesía mexicana de entonces. Con ellos fundó la revista Ulises y después el Teatro de Ulises (1928), uno de los movimientos renovadores del teatro mexicano. En 1936 es becado por la Fundación Rockefeller para estudiar arte dramático en la Universidad de Yale, estudios que comparte con Rodolfo Usigli. Fue jefe de la sección de teatro del Departamento de Bellas Artes. Su obra poética es una de las más importantes de la poesía mexicana del presente siglo. Destacan Reflejos (1926), Nocturnos (1931), Nocturno de los ángeles (1936), Nocturno mar (1937), Décima muerte y otros poemas no coleccionados (1942) y Canto a la primavera y otros poemas (1948). Su obra poética, ensayística y dramática se encuentra reunida en un tomo titulado Obras (1953) publicado por el Fondo de Cultura Económica.

Obra dramática: Parece mentira (estrenada en 1933 y publicada en 1934), ¿En qué piensas? (1938), Ha llegado el momento (1938, estrenada en 1939), Sea usted breve (1938), El ausente (1943, estrenada en 1951), La hiedra (1941, estrenada en 1942), El yerro candente (1944, estrenada en 1944), La mujer legítima (publicada en 1943 y estrenada en 1942); El pobre barba azul (publicada en 1948 y estrenada en 1947), Invitación a la muerte (1944, estrenada en 1947), El solterón (1945), La mulata de Córdoba (publicada en 1948 y estrenada en 1936 en la revista teatral Upa y Apa), Juego peligroso (estrenada en 1950), La tragedia de las equivocaciones (1950, estrenada en 1950).



Si Carlos Pellicer es el poeta de los sentidos y José Gorostiza el de la inteligencia, Xavier Villaurrutia (1903-1950) es el poeta de los sentidos contemplados a la luz fría, nocturna, de la inteligencia. El amor, la noche y la muerte, los grandes temas de su poesía, nacen del testimonio de los sentidos, pero se vuelven angustiosos y trágicos cuando los ha desnudado la inteligencia. El surrealismo prestó a Villaurrutia no pocos de sus recursos para expresar el drama de estas presencias desoladas. Literariamente, puede considerarse a sus poemas herederos del “nocturno” modernista –según lo crearon José Asunción Silva y Rubén Darío, por ejemplo–, forma que Villaurrutia enriqueció con su aguda sensibilidad poética, mudando, al mismo tiempo, los lamentos y la pasión de sus antecesores por una árida amargura. Poeta de obra breve e intensa elaborada hasta la perfección, Villaurrutia supo dar a sus hallazgos la máxima tensión expresiva. Disponía las palabras de sus poemas como las piezas justas de una máquina, consciente hasta el exceso del valor poético de cada una de ellas. No era pues, su fuerte la inspiración, acaso porque su lucidez le impedía confiarse a esos transportes. Su lección para los nuevos poetas es de rigor verbal y de maestría; su legado, un corto número de poemas emocionantes e intachables. Reflejos (1926), Nostalgia de la muerte (Buenos Aires, 1938; 2a. ed. aumentada, 1946) y Canto a la primavera y otros poemas (1948) son sus libros poéticos esenciales.

Xavier Villaurrutia cultivó además, la prosa narrativa, el drama y el ensayo, con el mismo afán de perfección que muestra su poesía. Su único relato publicado (Dama de corazones, 1928) es obra de juventud y confiesa las lecturas e inquietudes que lo absorbían entonces. Su obra dramática se inició con algunas piezas breves, que nombró más tarde Autos profanos (1943), ingeniosos juegos de retórica dramática que, tras de su intriga sutil, revelan al poeta; en sus nueve obras posteriores –entre las que sobresalen La hiedra (1941), Invitación a la muerte (1944) y El yerro candente (1945)– Villaurrutia prefirió abandonar aquellas huellas líricas sustituyéndolas por análisis psicológicos y de conflictos morales.

Como ensayista y crítico encuentra de nuevo la fortuna que presidía su obra poética. Su estilo sobrio, agudo, intencionado, muestra la frecuentación de la prosa francesa que le enseñó claridad, elegancia y concisión. Sus estudios constituyen, en su mayoría, aportaciones destacadas; así por ejemplo el dedicado a López Velarde o las brillantes páginas sobre el teatro y la pintura que, junto con otros ensayos y trabajos de crítica, reunió en Textos y pretextos (1940).

Villaurrutia cuidó buenas ediciones de los Sonetos (1931) y Endechas (1940) de Sor Juana Inés de la Cruz; hizo selecciones con prólogo de la poesía de López Velarde (1935), de Efrén Rebolledo (1939) y de Jaime Torres Bodet (1950); prologó, y en ocasiones tradujo, textos de Blake, Gide, Valéry, Rilke, Pirandello, Morand, Nerval, Giraudoux y Rostand; y colaboró en la selección y prologó la notable antología Laurel (1941). De sus cartas, se han publicado las que dirigió a Salvador Novo en 1935 y 1936 (1966) y a Eduardo Luquín, en 1925 y 1926 (1970). También escribió Crítica cinematográfica (1970), en la revista Así, de México, en 1941-1943, editada por Miguel Capistrán. El conjunto de los escritos de Xavier Villaurrutia se reunió en Obras (1953 y 1966), con prólogo de Alí Chumacero, recopilación de textos por Capistrán, Chumacero y Luis Mario Schneider y bibliografía por este último. Octavio Paz escribió una hermosa evocación de Villaurrutia e hizo una selección de su obra en Antología de xv (1980).



Cursó la carrera de Leyes, que abandonó para consagrarse totalmente a la literatura. Estudió Teatro en la Universidad de Yale (1935-1936), becado por la Fundación Rockefeller. Con Salvador Novo y Antonieta Rivas Mercado dirigió de 1927 a 1928 la revista Ulises, y participó en la renovación del arte dramático en México iniciada con los grupos experimentales "Ulises" y "Orientación", entre los años de 1928 y 1932. Perteneció a la generación de los Contemporáneos, con Salvador Novo, Jaime Torres Bodet, Gilberto Owen, Jorge Cuesta y otros. Fue profesor de Literatura en la Universidad Nacional de México (unm) y jefe de la Sección de Teatro del Departamento de Bellas Artes. Colaboró en las revistas Contemporáneos, Ulises y 19 y en periódicos como El Universal Ilustrado, El Espectador, el semanario Hoy y el suplemento "México en la Cultura" de Novedades.

Xavier Villaurrutia, como casi toda su generación, "hizo de la poesía un renovado instrumento de expresión" gracias a la amplitud de su horizonte cultural: López Velarde, Juan Ramón Jiménez, Jean Cocteau, la novedad de la pintura mexicana de su época y en general todas las nuevas expresiones artísticas de su tiempo incitaron su curiosidad y fueron estímulo no sólo a su poesía sino a la de todo el grupo. Sus primeros poemas datan de 1919. Nostalgia de la muerte (1938) es considerado como el libro central por su calidad poética. Fue traductor de piezas dramáticas de Chejov, Jules Romains, Lenormand, Giraudoux, Duhamel, Cocteau y otros, lo que estimuló su interés en la escritura de piezas en un acto, ensayos sobre caracteres hasta llegar a sus obras mayores en tres actos: Invitación a la muerte (1940), La hiedra (1941), La mujer legítima (1942). En el teatro de "Ulises" y, en el teatro "Orientación", a lado de Celestino Gorostiza y Julio Bracho, contribuyó a la transformación del arte escénico en México y a la creación del gusto por obras más modernas. Fue un sagaz y profundo crítico de literatura, la pintura y el cine. En Textos y pretextos (1940) recogió sus ensayos que consideró mejores. Sus Obras las reunió por primera vez el Fondo de Cultura Económica en 1966 y, en una segunda edición ampliada, en 1975.