Felipe Rodríguez nos muestra en este volumen tres escenarios de la realidad en México, tres obras de teatro que se despliegan, como revista o vodevil, echando mano de todos los recursos dramáticos de la tradición teatral.
En El país de las metrallas, Rodríguez retoma personajes del pasado, (el fotógrafo Casasola y su cámara, por ejemplo) como testigos de que no estamos viviendo un fenómeno nuevo: la compra-venta de conciencias en nuestra historia solo cambia por los intereses y las circunstancias. En "El penal" desfilan criminales, pederastas, narcotraficantes, en un concierto de múltiples voces y sonoros ecos que refuerzan el absurdo. "México sin cabeza", por su parte, es el clímax de la corrupción política y el sinsentido de las estructuras del poder. Los personajes, viejos conocidos de la historia reciente, se descomponen a lo largo de las páginas, dejándonos con una sensación agridulce y reflexiva.