La lengua de Sherezada resulta notable por una característica que pocas veces se ve en los libros de autores jóvenes: manifiesta una visión del mundo bien articulada. De estos poemas se desprende una interpretación muy personal, animista, de la realidad, de acuerdo con la cual no hay en el mundo seres inertes. Los objetos que nos rodean se encuentran animados, poseen una vida propia, oculta, que sólo espera nuestro interés para manifestarse.
En los mejores poemas de Alberto Forcada esto sucede con el fuego, con las olas, con los sonidos, con la ciudad misma. Sus poemas parecen dirigirse a una sensibilidad infantil o con nostalgia de la infancia. La delicadeza de ciertas escenas e interpretaciones de lo real fija y logra poetizar lo anecdótico.