Desde los ya legendarios tiempos del taller que lo vio llegar con sus iniciales versos de ingenuo/incauto bucolismo, en Teodosio García Ruiz la poesía fue su otra piel para entender y asimilar el mundo. Asumió su condición de poeta con apasionamiento y cada nuevo libro suyo es una propuesta de mayor alcance y mejores resultados. No se repite, no se engolosina. Hay un rigor extremista que no le permite solazarse con lo ya hecho. Como el buen poeta que es, todo lo asimila, lo personaliza, lo expropia, lo hace suyo. No padece el trauma de la persecución interminable de la originalidad. Sabe que es él quien escribe, quien subvierte con sus Furias nuevas el hallazgo de su modelización de un mundo que se transfigura al conjuro de ensalmos que desde hace un tiempo se desborda en la llamada prosa poética.