Poesía del lenguaje, Tras el biombo afirma la mejor ley poética: somos lo que hablamos; en poesía el sonido da el sentido. Todo es cuestión de orden (que el Caos diga lo que quiera y el poeta lo instruya), de equilibrio de fuerzas, de voluntad de forma, en el universo... y en el verso.
Sorprendentemente severa y compleja, la poesía de Javier España inicia con Tras el biombo una propuesta lírica donde lenguaje y cultura son los elementos esenciales de un lúcido monólogo que pide la atención y no sólo la lectura superficial. Las páginas de este libro forman parte de una tradición culta que abreva en autores como Jorge Cuesta, José Lezama Lima y los otros de su estirpe.
En el oficio interminable de escribir poesía, Javier España ha venido trabajando con naturalidad y esmero una voz propia que le distingue por su expresión ya tan delineada. Un lector común, un lector como uno, se admiró, la primera vez que tuvo ante los ojos un libro de España: Tras el biombo. En él se nos presentó una poesía bien trazada, bien pensada, de amplias cualidades estilísticas y una expresión muy personal, que se distinguía claramente en el panorama diverso de los autores jóvenes que habitan fuera del imán concentrador de la ciudad de México. Para Javier son válidas todas las formas. El contenido propio de su poesía no está reñido con la diversidad, no debate maneras, modos o atmósferas; de todas ha aprendido, porque en todas ha abrevado, pero su voz es suya, le pertenece.
Testimonio de piel y de silencio, la palabra de Javier España fragua vigilias y prodigios de precisa partitura, naufragios nocturnos que maduran en vacío el insomnio amargo de los cuerpos, el doliente infierno cotidiano que es un infinito solo en la murmuración del doble espejo. Javier España interroga la emoción estética del verso, le descifra los destellos a su memoria, le desnuda la garganta, agita el alba de si mismo y, con pulso lúcido, traza las páginas sustantivas que lo confirman poeta de clamores, de inocencias y extravíos, poeta entero que “tras el biombo” enciende líneas verbales y da formas de luz a los nombres con linaje de sus revelaciones.