Si bien nace en Gijón, Asturias, España, en 1937, Federico Patán pertenece a la cultura mexicana. Forma parte de la Generación del medio Siglo. Además, por sus afinidades temáticas, es integrante del grupo de la Revista Mexicana de Literatura y, por su desplazamiento de España a México, al grupo de escritores hispanoamericanos. Federico Patán ha escrito algunas de las obras poéticas, novelísticas y cuentísticas más significativas del siglo xx mexicano. Esta última, compuesta por Nena, me llamo Walter, En esta casa, El paseo y otros acontecimientos, Bitácora de extravíos y La piel lejana, analizada con pertinencia por Alfredo Pavón en Te llamamos Federico, contiene anécdotas y personajes que remiten a vidas magramente aquejadas por la tragedia, como si la épica de la aventura le estuviese negada a los seres que moran en los atribulados ámbitos modernos y posmodernos. El tratamiento narrativo, sin embargo, permite advertir en esta cuentística un fondo trágico donde la desgracia es sutil mirada o voz saliente cuyo aliento calcina cuerpos. El desconsuelo de sus hombres y mujeres habla de hostigante mediocridad, de escasas opciones para la alegría; también del golpe brutal de la soltería, la rutina, el hastío, la marginalidad, el conformismo, la identidad atrofiada, la pobreza económica, la decrepitud física y psicológica, la caída efectiva y el extravío existencial, aspectos humanos notorios también en sus novelas: Último exilio, Puertas antiguas, La ceremonia perfecta, Fluido o cazador de proverbios, Mujeres ante el espejo, El rumor de su sangre, Esperanza y Ángela o las arquitecturas abandonadas.