El gran preténder de Luis Humberto Crosthwaite da noticia de un barrio de la ciudad de Tijuana en el que se mueven grupos de cholos, esos jóvenes que en los tres últimos lustros han ganado notoriedad por sus actividades irreverentes, incorformistas, mostradas, entre otras cosas, a través de su lenguaje peculiar, de su vestimenta y de su sentido gregario. El escritor entrega un documento de carácter testimonial de suyo meritorio; lo construye en forma no lineal, sino con base en breves episodios que son como cuadros, a veces como viñetas: los alterna sin rigor aparente, pero en realidad guardan una coherencia correcta, y el resultado es que se permite una lectura ágil al mismo tiempo que una visión de conjunto del tema que al autor le importa destacar.