Hablar de forma altisonante es algo ambiguo: puede resultar impertinente, pero también puede resultar un recurso natural para hacerse oír, y para hacerse oír mejor. Sin embargo, cuando la palabra se refiere a la poesía y a la poesía escrita, su ambigüedad se multiplica. Gilberto Meza quiere hacer oír pero quiere también oírse, encontrar en la estridencia de la experiencia su propio sentido, su propia condicion de ser. Por eso llamar a un poema -pues se trata de un sólo poema- Altisonante, implica la narración, un grito sería estridente pero no altisonante, pero serlo tendría que durar y prolongarse en la historia, expeciencia y desde luego en la poesía. Por eso hay un sentio en que la lírica es una necesidad del hombre contemporáneo, como respirar. Altisonante es una muestra de ello.