El profesor, ensayista, maraquero y promotor cultural Fabio Jurado nos sorprende ahora gratamente con sus Árboles, un libro de poemas en el cual da un paso adelante en su necesidad de contar, cantar y comunicar con la misma alegria y bondad que han marcado su continuo ir y venir desde Florida, un pueblito agrícola del Valle de la red fluvial de Cauca y las montañas de Mario regido por una imponente ceiba, hasta la efervescente capital de ancestrales percusiones, flautas, flores y vieno convertida en Paraíso cultural en los setenta, La Región más Transparente, Comala, la lluviosa Bogotá de sangre, fuego, letras y leyes olvidadas y la red de árboles, ríos cantos de la selva: el papel florido.
Para el canto de su vida, de sus lecturas, pasiones, obsesiones y mitos, Fabio Jurado mira, toma las voces y las imágenes de Pedro Páramo y las múltiples vidas, anécdotas y miradas masculinas: desde Juan Preciado hasta Ulises, desde el Rey de Shariar, hasta Layo y Edipo, desde Dolores y Susana San Juan hasta Remedios la Bella, una sola gran hembra terrenal y arbórea, la madre y la amante naturaleza, desde Comala hasta el Hades, desde el temible cancerbero hasta la imagen central de su canto, el árbol alegoría panteísta masculina y femenina, el árbol sostenedor del cielo, dador de frutos, dador de sombra, dador de placer, dador de los visionarios frutos prohibidos, el árbol protector de los hombres que nada dan y lo consumen todo, el árbol dador de papel donde se asientan el recuerdo, el ser y el poema.