Felipe y Elio, amigos de toda la vida, comparten un departamento ruinoso en el mero centro histórico de Ciudad de México. Desempleados, alborotadores y en el umbral de la pérdida de la juventud. Conocen a Frida, artista urbana que actúa como Ángel de la Independencia en la calle Madero. Ambos se enamoran de ella. Una noche, Frida le dice a Felipe que está embarazada y al día siguiente tiene un derrame cerebral que la pone en coma. Felipe no sabe si el hijo que lentamente crece en aquel cuerpo en pausa es suyo o de su amigo. Mientras tanto, Frida —en estado vegetal— nos relata su historia y progresivo acercamiento a la muerte. Aquí había una frontera es un libro acerca del abismo de la paternidad: todos somos hijos y todos somos padres de todos. También es una novela sobre una urbe inhabitante, un canto de amor a las cantinas del ahora inexistente centro histórico de Ciudad de México.