De una engañosa e inteligente sencillez, Fisuras o el leviatán en el cielo impone un desafío al lector —o al espectador, según sea el caso— al desdibujar la frontera entre la realidad, la magia y las pesadillas, universos que se trastocan para evidenciar que las historias rara vez son lineales y que hay más de una forma de leerlas.
Dos textos dramáticos componen este volumen: “Frutas extrañas” (título inspirado en la canción “Strange Fruit” de Billie Holiday) y el que nombra el libro en su conjunto; en ellos, los tiempos, espacios y los protagonistas se funden. Por ejemplo, las representaciones del guerrero tlaxcalteca Xicohténcatl y del luchador social afroamericano Malcom X se encuentran y los recuerdos y sueños de un chico que anhela ser jazzista se mezclan. En esta convergencia, cada uno de los personajes se vuelve una metáfora de aquellos marginados, desposeídos y despojados que se rebelan contra el destino de opresión que la Historia parece reservarles.
Con ciertas reminiscencias del cine lyncheano, se entra así en un par de narrativas alucinantes donde nada es lo que parece y en las cuales los protagonistas han sido consumidos por sus propios ofuscamientos y obsesiones. De forma que, más que una insurrección social, el tema central de estas obras de Juan Carlos Delgado es en realidad la lucha contra el infierno que todos cargamos dentro, una resistencia para impedir que el leviatán se cuele entre nuestras fisuras.