La modernidad suele anunciarse con voz triunfante y gestos que pretenden abarcarlo todo. En el caso de nuestro país, la Revolución marcó la llegada de una nueva era, en la que la arquitectura desempeñó un papel crucial. A través de monumentos, urbanizaciones, creación de plazas públicas y edificaciones de todo tipo el Estado mexicano buscó materializar su ideología y propagar su visión social.
Sin embargo, a la hora de hacer el recuento persisten los fracasos en la narrativa oficial. Con este punto de partida, Georgina Cebey hace una radiografía de algunas iniciativas emblemáticas, como el Monumento a la Revolución, el Metro Insurgentes, el Museo de Arte Moderno, la Torre Latinoamericana y la Cineteca Siglo xxi, entre otros. Cada uno de los casos nos habla de un momento político particular, pues el objeto arquitectónico además de ser espacio es tiempo, experiencia humana y, sobre todo, memoria.
Arquitectura del fracaso, libro ganador del Premio Nacional de Ensayo Joven José Vasconcelos 2017, es una interpretación lúcida y creativa que abarca desde el México postrevolucionario hasta nuestros días. Y pone el dedo en la llaga al abordar temas como los desaparecidos y las crisis a causa de la violencia, el rezago del transporte, los problemas de vivienda y la gentrificación o las relaciones del arte con la esfera pública.