El viaje no tiene propiamente un origen, se trata siempre de un “recomenzar”, señala Claudio Magris. Tal vez por eso es inseparable de la escritura. Durante siglos los viajeros han volcado sus experiencias en diarios, misivas, crónicas y bitácoras. Escribir es otro modo de cruzar las fronteras, una vía privilegiada para partir o encontrar el camino de retorno.
El libro de Mariana Oliver enriquece esta tradición al proponernos diez recorridos que involucran tanto ciudades reales como otros territorios más inasibles: el lenguaje, la memoria, el dolor, el deseo y el cuerpo. Con una mirada nostálgica, lúcida y sutil, estas páginas nos conducen por la ciudad subterránea de Capadocia, exploran las vicisitudes de un Berlín marcado por una fractura histórica, rememoran un impactante éxodo infantil o recrean la intimidad del espacio que habitamos.
Aves migratorias fue reconocido con el Premio Nacional de Ensayo Joven José Vasconcelos 2016. La autora posee una capacidad de evocación notable y apuntala sus reflexiones con anécdotas emotivas, información histórica y referencias literarias en dosis precisas.