Que era la corrupción electoral enfremedad crónica en Roma, lo prueba este discurso de Marco Tulio, y si no, ¿por qué entonces Murena fue acusado de haber repartido dinero durante las elecciones para su consulado en el año 62 a. C., y fue menester que lo defendieran con tan grande exceso de poder y, por cierto, los mejores abogados de la época? He aquí una muestra del poder de la palabra y del poder de la política. Uno de los candidatos desafortunados entabló contra el ganador un proceso por corrupción electoral, en virtud de una ley que le permitía aspirar nuevamente a la magistratura en caso de ganar el pleito. El acusado, aunque acaso culpable, fue absuelto. Pero, aun así fue, el victorioso discurso de Marco Tulio nos queda como muestra de otra joya oratoria suya digna de ser estudiada en todos los aspectos de la argumentación retórica.