El autor se propone en este libro una escritura poética difícil pero fructífera. Dividido en tres partes, contiene breves y relampagueantes prosas que dan forma a lo invisible mismo, a lo evidente y nunca exacto, a lo ausente que rebosa de sentidos no del todo comprensibles. En un ritmo sincopado, descansando en la fuerza de la repetición, el autor quiere abarcar el mundo (o su simulacro) de diferentes formas, allí hasta donde la imaginación alcanza en su frustrante insistencia. Escritura de experimentación pero intensa, lanza una apuesta por el mundo de la memoria que recompone en el instante, una memoria primigenia que nos condena, dice el autor, a la lenta repetición de los aires.