Árboles postrados al invierno, cinco poemas o cinco colecciones, ya que cada página tiene una unidad: en los poemas englobados bajo el mismo título reaparecen personajes, ambientes, estados de ánimo. Hay en este libro oscuridad, madrugadas interminables, astros que nos marcan para siempre. También están los domingos con su claridad de iglesia matutina, con su limosnera y olor característico de las oraciones grupales; el mar, la violencia, las letras, el deseo... la vida. La melancolía es el gran velo a través del cual se canta a la ciudad recuperada, a la mujer ausente, a la casa abandonada. Sabemos, por referencia biográfica del autor, que la ciudad nombrada es Campeche; no obstante, las imágenes nos remiten a una madrugada universal, de cualquier parte; donde algún ser humano siente angustia por estar vivo, y se asombra cuando las calles recorridas convocan al recuerdo.