Estos ensayos de Karla Montalvo no hablan propiamente de libros y autores, menos aun de sus interminables vínculos estilísticos o temáticos. Su espacio es el de la experiencia directa, el de su vida en relación con ciertos libros y obras. Por ello Los personajes que soy aborda más bien, con una mirada espontánea y fresca, la realidad estética como experiencia de lo vivido. Lo vivido como un movimiento que integra el arte, en la vida y en la conciencia, como una vía de conocimiento del entorno, siempre cambiante, que nos va haciendo individuos. La lectura como experiencia de la infancia, en tanto que punto de partida, significa para Karla Montalvo la posibilidad de reconocerse como un ser múltiple, capaz de la fascinación y el medio ante lo extraño, de adoptar la lectura como un medio de encanar personajes, de darles voz en contacto con las propias emociones. Así, esa joven que llega a la actuación gracias a la lectura comprenderá y construirá dentro de sí, con el arma de la imaginación, a los personajes de la escena. El trabajo actoral como actividad reveladora de ella misma, la experiencia de comprender una personalidad mediante la adopción de una identidad ajena que la devuelve a sí, le permite recuperar, a la vuelta de los años, el mundo de los libros. Un mundo reconocido, con esta madurez, desde otra perspectiva: en el espacio de la escritura, que antes solo fascinaba y conmovía al ser leída, y que ahora la compromete al ejercitarla como la parte creadora. Si el arte es capaz de conjurar los temores más esenciales, también puede ser el camino para explorarlos y superarlos contribuyendo a que los demás puedan hacerlo.