Maritza M. Buendía construye en este libro un itinerario de extrañas obsesiones en el que indaga, con diestra y discreta malicia, los impulsos del cuerpo: en estas atmósferas, cargadas de significaciones inverosímiles, percibimos cómo el deseo, a la vez que el cuerpo se someta a su propia irrealidad, constituye un universo de posibilidades metafísicas cuya naturaleza toca límites paradójicos. El erotismo tiene no un rostro, sino muchos: hace suyos el dolor, la crueldad, el misterio, las encrucijadas de la humillación, la seducción de genios perversos, las fantasías fetichistas, los rituales del encuentro, los placeres que invitan a ser mirados por una conciencia fiel a las contradicciones posibles. Al relatar estas historias, al inventar la mirada que las hace posible, la autora sugiere, por encima del horror y delo incógnito, que la escritura reivindica su función, entre otras formas, al esbozar lo innombrable del cuerpo, su padecer en el juego de la experiencia, que rebasa el edificio de la ficción. Si no es por siempre claro si la mente sigue al cuerpo o si el cuerpo sigue a la mente, nada rara padecerá que mostrar como inacabados los destinos del placer y del sufrimiento. El jurado del Premio nacional de Cuento Julio Torri 2005, integrado por Armando Alanís, Beatriz Escalante y Eduardo Antonio Parra, decidió otorgar por unanimidad el galardón a este libro “por la perturbadora sordidez de las tramas narrativas, por la solidez de la tramas narrativas, por la solidez de la unidad temática, por la variedad de propuestas técnicas y la riqueza en el manejo del lenguaje”. De esta manera, En el jardín de los cautivos constituye una espléndida muestra de la madurez alcanzada por la joven autora.