Envuelta en la mística de Nyx, Lilith o Eva, Sonia Silva-Rosas rompe con este poemario con los bridones de la religión, sea cual ésta fuere, para dar rienda suelta a los deseos que habitan la llanura de la libertad; reinventa al cuerpo como un templo de latidos que se derrumba y vuelve a construirlo no sólo con el tacto ajeno, sino con el recuerdo de la sensualidad encarnada en la piel.
Tras la ventana del pasado o del presente —según el sueño lo disponga— la autora de Tanta memoria observa cómo el cuerpo se transforma en universo, paraíso de luz, herida y sombra. Con un lenguaje predominantemente espiritual, contemplativo, hasta cierto punto evangélico, convoca a descubrir a ese alguien que nos sueña entre la multitud de almas derrumbadas, para así, frente a frente, lograr la fusión del alma y el placer.
Dividido en tres capítulos —"Tanta memoria", "Tanta mi lengua" y "En el pan de tu cuerpo"— el poemario que el lector tiene en sus manos se descifra con la nostalgia de lo no vivido, la reflexión del presente onírico y el sabor del deseo consagrado, más allá del tiempo...