Tantos rostros como madrugadas, Alejandra Rodríguez Arango se manifiesta como una escritora más allá de lo convencional. Sus temas, en principio, son los de todo autor: la soledad, el amor, la separación, el fracaso, ma magia del mundo. Sin embargo, Alejandra no se conforma con una evocación del mundo. Las mujeres —protagonistas definitivas de su obra— pueblan nuestro mundo con un vigor y una capacidad de transgresión inusuales; manifiestan el rostro de una búsqueda cuyas raíces más perturbadoras socavan en su proximidad los prejuicios formulados por la frases hechas y la mirada unidimesional de criterios anquilosados y de reduccionismos ciegos. No hay una mujer. Hay mujeres. Y cada una de ellas explora nuevos mundos, distintos ocasos y contempla con emoción o con dolor cada amanecer del mundo.