De entre las nuevas voces del centro de México, sin duda Susana Zaragoza irá a encontrar su sitio, cuyas marcas comienzan a tenderse con éste su primer libro, en que hace la recapitulación de los acontecimientos oscuros.
La autora indaga con la imagen los puntos cardinales de la vivencia humana, ya sea en soledad o en sociedad. La paradoja del amor y el tiempo que se queda fijo, sin transcurrir hacia lugar alguno.
También se da en esta Historia de sombras el rejuego de la textualidad, en el cual se abre paso la alusión al antiguo poeta inexistente y al distante, la nota al pie y el comentario en prosa, tanto como la dedicatoria cifrada o de sentido privado.
Y la vida cotidiana como un trasfondo que ocasionalmente se hace primer plano y adquiere la importancia total de sus pequeñas nimiedades, tan imprescindibles, y de sus breves instantes, tan terribles.
Así vemos aquí el testamento de un amor ausente, la belleza fúnebre, los girasoles sin nadie a quién seguir: la falta de una iluminación definida en horas ciegas. Pero todo ello es la apertura hacia otras potencialidades del amor y pe la vida diaria cuando el rayo surge, el mar retorna a su vaivén y la noche alumbra otro paisaje y amanece la rosa no nacida.