Observadora e imaginativa Alejandra Camposeco plantea en sus narraciones aspectos objetivos o subjetivos de la realidad, en ocasiones ambos. En espontáneo arrebato transfigura sus vivencias en sugerentes cuentos siempre creíbles.
Alejandra se recrea en la anécdota y en la palabra, en el juego de imágenes y sensaciones; narra poéticamente. Corre el riesgo de extraviarse en la seducción de la musicalidad lingüística o en la búsqueda del elemento sorpresa; sin embargo sale airosa y logra su objetivo: expresarse literariamente y conmover al lector.
Leer los cuentos de Alejandra Camposeco puede ser una grata experiencia, pero adueñarse de su mundo, enfrentar sus obsesiones y compartir su travesía, lleva a crear nuevas ensoñaciones personales.
Pepita Ramos