Con destreza y aplomo graduales así como dosis idénticas de tanteo —por lo general afortunado— al igual que exploración, Alberto Castillo comienza a adentrarse en la práctica del oficio de escritor, en medio de lo que pudiera llamarse una sorprendente madurez juvenil, unida a su talento manifiesto. Letargo de bahía es un texto de pronto teatral, de índole escénica por momentos, con obsesiones rítmicas y secuencias de diálogo, destinadas quizá en el futuro al foro. Literatura donde los géneros se interpenetran: guión; narrativa novelada; documento costumbrista; o libreto teatral; con palpables resonancias lorquianas éste, como las que se vuelve posible discernir en el peso e importancia de la foto. Las hijas de Bernarda Alba —podría decirse— llevan a cabo ahora su confrontación de intensidades pasionales en Quintana Roo. En planos diversos, que al igual que las líneas cronológicas, enarboladas por la narración aquí, se entrecruzan, dando como resultado una compleja heterofonía.