En su debut como narrador, José Juan Aboytia, a quien se asocia más bien con el ejercicio de verso, demuestra ser un forjador de historias con inteligencia e instinto suficientes para prefigurar un mundo narrativo propio. No obstante la desigual factura de los cuentos que componen esta colección, en todos ellos se advierten claramente los propósitos literarios del autor al conformar sus historias y dibujar a los personales que las protagonizan. La constante, y aquí reside la principal virtud del libro, es la complicación de la trama hasta el punto en que la duda o el malentendido dominan sus derroteros y terminan por ensanchar las posibilidades del desenlace hasta la antigüedad. Por su parte los personajes son en su mayoría dignos merecedores de las situaciones en que se ven implicados por el signo de los excéntrico, lo grotesco o lo excepcional. A fin de cuentas, el mundo narrativo al que nos introduce Aboytia, ya sugerido en el título, es aquél en el que el relato verdadero es el relato oculto.
Eduardo Arellano Elías