Sugerencia, soledad, asombro. El amor y el vacío en un infinito rumor de hojas. La realidad rompe su espejo y en Lo que queda de mí estamos a una batalla íntima y dolorosa donde la palabra calcina árboles y huesos, memoria donde sólo la lluvia ligera de una caricia vendrá a reconstruir la raíz del árbol que florece.
Si la poesía es la desnudez del alma por medio del canto y la palabra, en Lo que queda de mí Nadia Contreras hurga en su más profunda intimidad para ofrecernos los fulgores de una larga noche redimida por el río del amor, del mar en calma.
Con este poemario Nadia Contreras alcanza una saludable juvenil madurez, reconocida al obtener una mención por parte del Jurado del Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino en su versión del año 2001.