El ciclo de obras dramáticas de este volumen tiene el la anecdótica de la mitología griega su fuente creativa. En "Órfico blues", obra ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo 2004, Medea, la hechicera de la Cólquide oriental, y Tiresias, el longevo adivino de Tebas, se asocian para poner un bar y escapar así de sus respectivos pasados. Ella quiere olvidar sus crímenes y el desengaño amoroso que sufrió: él, que alguna vez fue una mujer que se enamoró sin ser correspondida. Orfeo, el tercer personaje de esta obra, llega al bar como un músico que atrapa con su encanto al público y suscita en Tiresias recuerdos encontrados. Este triángulo amoroso termina por convertirse en un círculo vicioso donde la existencia difícilmente puede eludir la desgracia o la destrucción.
En "Tiresias Jam", obra que titula a esta trilogía, Tiresias llega al momento en que tiene que tomar una decisión importante: o adivina su propio futuro o bebe de las aguas del Olvido. Su contradictoria existencia lo lleva a relatar los accidentes de su vida, sus deseos, sus frustraciones a la luz de una biografía que parece dilatarse en un plano atemporal, sin dejar de hacer evidente el peso de la decadencia a que se halla sometido todo lo creado.
En "El licor del Lete", una especie de thriller, varios personajes mitológicos coinciden en el bar de Tiresias, en el contexto de un conflicto bélico estilo siglo XX. Sísifo ha escapado del Hades llevándose consigo un poco de las aguas del Olvido mientras que Proteido tiene el encargo de recuperarlas. Ambos coinciden en el bar de Tiresias, quien duda entre beber de esas aguas o confrontar la vision de su destino.
Cada una de estas obras es una pieza independiente, si bien su comprensión puede ampliarse y enriquecerse si se las considera como un conjunto lleno de referencias intertextuales.