Brenda Ríos busca clarificar, en el estudio de su obra, la voz silenciosa de Clarice Lispector, una escritora que planteó su propio enigma en el marco de la narrativa contemporánea, y que suscita fascinación, sorpresa e incredulidad, que sacrifica lo más obvio a fin de emprender una búsqueda y una exploración del ser mediante una escritura de ficción llena de sugerencias, de atisbos, de sutilezas reflexivas que hacen de cada uno de sus libros una apuesta y una pregunta, un sondeo en lo misterioso y oculto de nuestra existencia. A través de los temas de la ironía y el silencio, la autora intenta captar la profunda coherencia de la obra de Lispector. Cada novela, cada relato, se constata aquí, es una invocación espiritual, una propuesta poética en torno a nuestras certezas y nuestras dudas existenciales, una indagación profunda acerca del lenguaje, del pensamiento y de los actos humanos. En el caso de una escritora que escribe como piensa, como es Lispector, no resulta extraño que el ejercicio de interpretación se revele como una tarea fructífera, además de necesaria, en el terreno del ensayo literario. El mejor tributo de este libro a la autora brasileña consiste, al parecer, en que semejante análisis constituya una cosecha de preguntas fundamentales en torno a los temas que fueron el estímulo de esta singular obra. En esta este libro la autora se propone el estudio de la ironía y el silencio como mecanismos que contribuyen al juego de la lectura, a la participación y a la pregunta existencial. El silencio como certeza de una realidad inefable es motivo para indagar en torno a su naturaleza, a su papel dentro de la creación literaria, sin excluir desde luego una poética que le sea afín. Una “literatura de los inefable”, como la califica Brenda Ríos, es la herencia literaria de la gran narradora brasileña.