Este libro de poesía busca enlazar los múltiples diálogos de las cosas dentro de un universo íntimo. La palpitación vital se halla en el escondrijo de la existencia, ante la distancia de un mundo que parece seguir de largo. Las locuras y las quimeras convergen en el espacio de los deseos por superar este cruel distanciamiento, sofocando en el camino interior toda desesperación, todo contagio de indiferencia. Saber convivir con la incertidumbre es reafirmar la identidad y, al mismo tiempo, abrirse a la esperanza, a ese “ser todo lo que podemos ser”, así como poder mirar el mundo que nos toca con ojos ávidos y a la vez serenos, sin soslayar el carnaval de las lamentaciones. Sin caer en la melancolía, pero sin ceder tampoco a cualquier rudeza en la voz y en la entonación, Miguel Ángel Ortiz registra en su bitácora el paso de las cosas y sus claroscuros. El jurado calificador del Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 2005, compuesto por los poetas Luis Armenta Malpica, Myriam Moscona y Raúl Renán, concedió el galardón a El cuaderno de las resignaciones “por la transparencia de su lenguaje y por el hallazgo de un tono sustentado a lo largo de la obra”.