La jaula de Mallik se suma a la tradición narrativa que ha visto en el tema de la Segunda Guerra Mundial una fuente inagotable de historias; dentro de esta vertiente la novela de Carlos González Muñiz se distingue por la precisión y fuerza de sus imágenes. La novela está compuesta por cuatro partes: “El mar interior” hace una sinécdoque de los horrores de la guerra, sobre cierta plataforma suspendida en una isla donde el ejército que la ocupa monta una obra de teatro con trágico final. La segunda parte, que le da nombre al libro, nos presenta a Gustav Mallik, un ingenioso carcelero que diseña prisiones para recuperar a las almas más retorcidas. “Una lámpara transversal. La prisión del maestro Tsuda Sokichi” es la historia del dramaturgo japonés escritor de la obra que se representa en la primera parte, mientras que “La fiesta de Lucía Mallik” es una escabrosa reunión donde el sirviente termina por aplastar el buen gusto y las buenas costumbres dictadas por la honorable esposa de Gustav. Cada una de estas estaciones gira en torno al encierro como espectáculo.