La historia que nos marca y nos dirige. La memoria, los espacios, el arraigo y la violencia organizada; los sucesos que son noticia cotidiana en los periódicos y aquellos que conmemoramos cada año, cada vez con más distancia y desapego, son los temas que aborda Itzel Lara, quien construye escenarios distintos para dos historias que, releídas en un nuevo andamiaje, toman otras posibilidades. En "Aún no recuerdo su rostro", habla del apego a la tierra y a la memoria; sus personajes, abandonados en medio de una guerra donde los culpables, las víctimas y los cómplices se desdibujan y confunden, reconstruyen una geografía imposible ante un futuro incierto. En "No más palabras", tres sobrevivientes del temblor de 1985 en la Ciudad de México hilan sus destinos, sus dudas y su desamparo por una mera casualidad: haber sido los "niños milagro" del terremoto, aquellos que parecían predestinados a grandes cosas, para terminar trazando el mapa de los movimientos tectónicos en la profunda soledad.