El joven poeta y ensayista prueba a configurar con este libro un universo cerrado que pone a prueba las relaciones posibles del lenguaje. Como afirma la poeta uruguaya Virginia Lucas: “Con un lenguaje en movimiento, Cuaderno de agua contiene la reflexión, el diálogo entre varios discursos poéticos y la exploración de atmósferas donde las palabras caen y se tensan en una sensación de asfixia y vértigo. Las múltiples voces que habitan estas páginas testifican la pérdida de centro y, lejos de buscar un sentido o una revelación poética, establecen un juego donde la textualidad se afirma, se abisma y se contradice a través de su conciencia de la imposibiidad, reclamando una naturaleza crítica que recuerda a ciertas escrituras: Mallarmé, Michaux o Edmon Jabés.”
“A través de las cuatro secciones que componen el libro, leemos la experiencia del vacío y el insomnio, a la par que asistimos a una visión donde el lenguaje se define por su opacidad. Su punto de partida es la vigilia, la reivindicación de la lucidez como una herida interior. Finalmente, Cuaderno de agua puede leerse como un eco, una respuesta improcedente ante la clara fascinación que Solís Arenazas experimenta por estas palabras de Hamlet: el tiempo está fuera de quicio.” Con este poemario, su autor obtuvo el Premio Nacional de PoesíaJoven Elías Nandino 2006, de acuerdo con un jurado compuesto por Víctor Manuel Cárdenas, Héctor Carreto y Carmen Villoro.