Este es un extenso poema narrativo de una intensidad y un ritmo poco frecuentes. Es el periplo de la enfermedad y del amor que contiene, también, y como siempre, a sus contrarios, a sus complementos: la salud y el desamor.
En La más mía, Cristina Rivera-Garza se asoma a las puertas de la muerte para, al mismo tiempo, mirar el ancho espacio de la vida. Entre la imprecación y la plegaria ("luego llegó la mansedumbre a sentarse sobre mis piernas/ y como Rimbaud la encontré amarga y la insulté"), este poema fluye, transparente, en medio de la fría luz del mundo y de la cálida obscuridad del seno materno.
En el cauce de la mejor poesía, estas páginas concentran la emoción y evitan que ésta se desborde con la contención vigorosa de la palabra: "Entonces bastó con abrir la ventana del lenguaje para montarme en la grupa del aire".
Poema de amor filial, declaración de la necesidad por el otro, por la otra, por "la más mía", este libro de Rivera-Garza constituye una muy original propuesta lírico-narrativa que se inscribe en la fecunda tradición del poema extenso en México.
Juan Enrique Espinoza