Rayuela de Julio Cortázar, es analizada en estas páginas a partir de la función de la imagen en el proceso narrativo. La imagen como aquello que vemos y en cierto modo nos contiene. El juego narrativo de Rayuela ofrece diversas imágenes y permite al lector participar en la construcción del proceso creativo y optar, en cierta forma, en la conducción narrativa de la novela. Si recordamos que toda narración ofrece una visión del mundo, la singular propuesta de Cortázar en Rayuela permite al lector asomarse a su interior y construir la imagen de su universo narrativo, convivir con los personajes y conocer, o acercarse al menos, al rumbo de sus destinos. Este libro de Carlos Oliva Mendoza es una invitación a develar los cambios de la novela de Julio Cortázar. El estudio y visión de esta estructura novelesca permite penetrar en el significado de la historia o historias que se desenvuelven en sus páginas y, como afirma el autor de este lúcido ensayo, elegir una imagen no es algo personal y su interpretación se vuelve inevitable una voz comunitaria. En este reflejo de imágenes diversas radica la riqueza de la novela y Carlos Oliva se introduce en este laberinto con conocimiento de lector capaz de reconocer el hilo conductor de una trama, cuya peculiaridad radica precisamente en esa capacidad del otro, es decir del lector, para identificar la función del tiempo y el valor indudable que en este juego de Cortázar tienen la razón y la imaginación.. Pues, finalmente, toda novela es un intento de revelación de la condición humana.