Mirar el lado sutil de las cosas, medir la invención innombrable del sentimiento, hallar el reverso de la memoria y constatar la certeza de una transfiguración asombrada; sopesar con la palabra los silencios y columbrar, acaso, a Dios. Todo con el mismo ojo, con la misma mirada con que se descubre el vuelo del agua, la concavidad de los sueños, el árbol del violín o el cielo almacenado de unos ojos. Telescopios de papel de Jorge Orendáin constituye una lograda muestra de cómo un poeta se adueña, omnímodo, de la existencia; usa la refractación de la poesía para cambiar la intensidad de nuestra percepción. Telescopio de papel con lente de palabras es la nueva tecnología (¿será necesario llamar así a la poesía, la más primigenia de las visiones humanas, para que la incredulidad de los prácticos la comprenda?).