Ante la vasta geografía poética de fin de milenio en México y frente a su abundante proliferación y variadas propuestas, se hace necesario preguntarse: ¿qué es la poesía hoy?, ¿cómo es la poesía?, ¿qué es poesía? Cuaderno carmesí de Jorge Ortega es una contundente y transparente respuesta. La poesía que el lector halla en esta obra no es la inmediatez efímera de la literatura basura, rezagada en un estúpido olvido, sino la orfebrería de la palabra decantada con paciencia, tiempo y aguante. Es la relación del espíritu que navega en la multiplicidad de imágenes, cuya enseñanza estriba principalmente en la honestidad de la mano poética ofrendada. Si la poesía de Jorge Ortega en Cuaderno carmesí puede pecar de obsesiva, y en ciertos momentos hasta de perfeccionista, es porque su principal interés radica en la minería lingüística más que en la poética del yo como una oferta de aparador en la vanidad de la "piedra preciosa". Es pues una muestra del oficio poético en constante búsqueda, inquieto, inestable, lúdico, trascendente y perdurable.