El nombre de esta casa alienta un mundo que es de todos los días pero ha sido transfigurado por una destreza jaspeada de pasiones luminosas y exactas.
No oculto mi filiación (I´m black and I´m Pround) y aprecio especialmente algunos espíritus afines, como (...) Julián Herbert (...), que pertenece a la estirpe beat.
El libro de Julián es una casa generosa que se abre especialmente para los desterrados, para los injustos, para los solos. Sé que ha construido una casa que puede albergarme y también sé que, de cierta forma, él canta para mí.
La poesía que Herbet ha elegido transgrede, por mucho, el mero lucimiento verbal: él no quiere contar, convencer, despertar. Poesía joven asombrosamente madura, el lugar común milagrosamente elevado a la mistificación.