A diferencia de mucha literatura convencional, hecha por jóvenes y no tan jóvenes, la narrativa de Blas Valdez corre por caminos diferentes. Para este joven autor, los efectos y las sensaciones son fundamentales, en un planteamiento que evita, y casi desdeña, el sentido tradicional del relato.
Los cuentos de Restos de corazón, cada uno con una clave secreta, que al lector toca desentrañar, exigen una muy atenta participación de lectura sobre todo en los finales siempre abiertos, y siempre enigmáticos.
Blas Valdez conoce el poder de la brevedad concentrada y no ignora que, en el arte literario, el secreto de la amenidad reside en contar bien, y de manera original, algo que los lectores puedan experimentar como suyo entre las múltiples experiencias sensibles.
Restos de corazón es un libro altamente provocador desde su título
René Saldívar