Con Paraíso perdido y recobrado, Manuel Capetillo vuelve sobre la idea universal y personal del reencuentro de la Creación consigo misma, en conformidad con el proyecto inicial que le dio origen.
El poema retoma las imágenes del Paraíso y de las “nupcias celestiales”; imágenes que se entrecruzan con las del Desierto, el Abismo, la Ciudad, el Fuego, el Viento, la Palabra… que el autor ha empleado con insistencia creciente en Plaza de Santo Domingo y en El final de los tiempos, obra de obras que se extiende a este libro mediante las variaciones sonoras, rítmicas, visuales, de una composición esencialmente extendida.
Paraíso perdido y recobrado asume este riesgo de expresar lo ya expresado constantemente, así como el de aproximarse de un modo peculiar a la sustancia de la poesía, desde siempre y hasta el fin, dentro de la obra inacabada de El final de los tiempos.