Cortocircuito es una escritura de ensamble, un patchwork de ideas-imágenes, una curvatura en el pensamiento. Una escritura hecha de saltos, de conmociones múltiples que sufre la inteligencia ante la potencia excedente del lenguaje: tiempo, esprit, ojo Bergson.
Marcelo Schuster hace en este libro del ojo de Bergson una plástica fragmentaria del pensar, un movimiento de desmontar conceptos, fabular instintos, serpentear figuras y antes que nada, una carrera de recobrar las pistas que, como restos de vida, aproximan una imagen del pensamiento filosófico, la imagen de un circuito y de sus cuitas subyacentes.
En todo caso, Cortocircuito. El ojo Bergson promueve un salto al interior del bergsonismo: va de la vida a la disipación caótica del tiempo, de la conciencia a la vicisitud mnémica del circuito, en ambos casos, enfatiza la profusión de un élan creador.